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La acción construye autonomía. La autonomía entendida como la capacidad que tiene cada persona individual, grupal o colectivamente de crear las condiciones para no estar sometida a situaciones de dominación por parte de otras personas o grupos, y para decidir sobre su propia existencia, situación y posición.

 

No hay empoderamiento sin responsabilidad. Nos parece importante que los proyectos los lleven a cabo las personas que van a vivirlos. El tiempo de ejecución adquiere otra dimensión, en realidad no terminan nunca. Son procesos continuos de acción en los que el error y el aprendizaje juegan un papel clave. De esta forma la responsabilidad sobre la acción es continua y, por supuesto, no hay "Seguro" que la cubra. En este sentido, el papel que jugarían personas que temporalmente participan aportando conocimientos más específicos, tiene que ver más con el acompañamiento y la facilitación para la acción.

 

El tipo de relación que mantenemos con nuestro entorno y las personas con las que convivimos, es de interdependencia.

 

Para existir y constituir ecosistemas necesitamos del apoyo mutuo - la acción como un ejercicio incluyente, solidario, responsable y comprometido -, que promueva la igualdad de oportunidades y la diversidad como riqueza.

La acción de esta forma le da un sentido nuevo al concepto de riqueza, en el que nadie pierde y se construyen éxitos desde lo común.

Nos parece importante trabajar con los recursos locales de los que se dispone, valorando y escogiendo en cada momento los de menor impacto ambiental y los que aporten un mayor ahorro energético.

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